Te voy a explicar algo que seguro que tal vez te haya pasado (seas alumno o profesor).
Sitúate unos cuantos años atrás. En concreto cuando ibas a primaria.
Mes de junio, a punto de cabar el curso. Hace mucho calor. Llevabas contando los días que quedaban para el final del curso…

Y… Uno, dos, tres y… ¡ya ha llegado!
Llegas a casa con tu mochila, esa que has soportado en tu espalda cada día. Siempre cargada.

Dentro van algunos libros, el bocadillo (o algo de repostería a tope de grasa trans), los cromos para cambiar…
Si me permites una comparación muy freaky, si has jugado a alguna aventura gráfica del estilo The secret of Monkey Island, sería como tu inventario a lo largo de tu gran aventura.

Solo tu mochila sabe todo lo que has vivido durante ese curso. Tu gran aventura del aprendizaje.
Hasta que llegas a casa después del último día del curso. Abandonas la mochila en tu habitación. Tal cual la traes. Con todo su contenido.
¡A disfrutar del verano!

Tu siguientes objetivos: la Haces acopio de petardos, para la verbena de San Juan, pasar todo el dia jugando en la calle, quedarte a dormir en casa de algún amigo…
Y tu mochila, muy estoica ella. Te mira inexpresiva cada noche cuando llegas a tu habitación.
Tú en la piscina o en la playa o jugando en casa.
No la abriste para revisar su contenido al final, y no lo harás ahora… De hecho, pasan los días y no te dignas a comprobarla hasta finales de agosto o incluso unos días antes de que empezara el siguiente curso.
¿Esto quiere decir que eres una persona desconsiderada con tu mochila?
No, en absoluto. Sé que eres buena persona, todos los que leéis mi blog lo sois.

Es solo una mochila, se trata de un objeto. Y en el multiverso en el que vivimos las mochilas no cobran vida como los juguetes de Toy Story que cuando no miras te montan una aventura que da para una película de hora y media.
Te quería explicar todo el rollo este de la mochila a modo de introducción para hablarte de toda la carga de conocimientos y experiencias que adquirimos a lo largo del curso.
Vamos al tema en cuestión .
Ha acabado mi curso, y en mi caso, no voy a dejar mi mochila aparcada en un rincón. Voy a abrirla a ver todo lo que he ido acumulando.
Ahora que se ha acabado el curso toca echar la mirada atrás y revisar todo aquello que se ha aprendido.
Si te animas, voy a hacer un repaso de (casi) todo lo que me ha pasado durante el curso. Te propongo que me acompañes en esta lectura. Prometo entretenerte y quien sabe si te podré enseñar alguna cosa nueva.
Volver al papel y lápiz
En este curso me he transformado. De ser un profesor totalmente digital a pasar a llevar siempre encima una libreta con lápices y rotuladores de pizarra.
Es de lo más divertido
El año pasado ley un par de libros sobre Sketchonotting. En sí no es nada nuevo ni complejo. Solo le han puesto un nombre inglés muy chulo para que gente cómo yo se interese. El Sketchonotting es algo que hacía de pequeño en mis libros de texto, que encima me ayudaba a aprender y a memorizar mejor.
Este curso lo he aplicado para mí personalmente y en mis clases.
Normalmente, comienzo cada clase con un pequeño discurso (iba a poner speech) de pocos minutos (como si fuera un Late show). Pero desde hace un tiempo, justo antes de empezar, trato de dibujar y sintetizar que es aquello que haremos en clase.
A parte, he descubierto una cosa que me encanta: mientras te ven dibujar en silencio, generas expectativa.

A mi me encanta y creo que a los chicos también.

¿A ti que te parece?
Metodologías para trabajar en proyectos
Durante este curso hice un cursillo en metodologías ágiles. Algo que cuando te lo explican te da la sensación que ya lo sabes.
Ojo, porque pensar eso es una trampa.
Por mucho que creas que lo sabes. Cuando lo aplicas resulta que todo mejora y se vuelve más intuitivo.
En particular he aplicado en clase la metodología Kanban en los proyectos de web.

Se trata de convertir todos los requerimientos de todo un trabajo gigantesco en pequeñas tareas que son más fácilmente digeribles.
Te pongo un ejemplo: Tú proyecto consiste en comerte una sandía de 7 kg.
Con esta metodología tendrias que trocear la sandia en trozos muy pequeños, como cuando cortas la verdura en juliana (gran tarea) y repartes los pequeños pedacitos a todos los comensales que irán comiendo a buen ritmo y sin tener la sensación de tener una tarea inmensa por hacer.

Proyectos sociales
He tenido la suerte de formar parte de un proyecto solidario llamado Labdoo. Te lo resumo, se trata de reparar viejos ordenadores que la gente dona para darles una segunda vida.
En ocasiones, esos ordenadores pueden ir fuera de nuestro país y pueden ayudar a gente que realmente los necesita. También los reparamos para gente de aquí.
Sin duda una buena experiencia que han organizado y liderado mis compañeros. Me ha encantado poder aportar mi granito de arena a la causa.

Estar más presente en las clases
Tal vez me hayas oído decir eso de «para mí la ofimática es mi CrossFit» aunque no me ayuda a esculpir mis abdominales, tiene su explicación.
Este curso trato de estar más presente moviéndome por la clase.
He descubierto que cuando asumes el rol de ‘shaker‘ se genera un ambiente de trabajo muy bueno.

Lo sé, te he colado otro anglicismo para quedar bien. Ten paciencia, ahora te explico lo que hace un ‘shaker‘:
- Va dando vueltas por la clase
- Observa lo que hacen tus alumnos
- Pregunta por qué lo hacen así y no de otra manera.
- Lanza alguna pregunta que les fomente pensar de forma crítica acerca de lo que están haciendo
- Se sienta con ellos para que te enseñen lo que están haciendo
En resumen. Se trata de ir detrás de los alumnos para dinamizar la clase.
Parezco una peonza.

Este enfoque no era muy distinto del que he llevado los últimos años, pero te he de reconocer que la pandemia consiguió que todo se volviera demasiado digital y estático. Por eso trato de volver a estar toda la sesión con una actitud activa.
Aunque me supone un gasto de energía considerable pienso que es de la mejor manera en la que les puedo aportar algo de valor añadido a mis alumnos.
Proyectos sandbox.
Este curso he recuperado algunos de mis proyectos escolares más abiertos.
Esos en los que puedes ir haciendo a tu aire. Parecido a los videojuegos en los que puedes desplazarte por toda una ciudad e ir haciendo las misiones en el orden que tú quieras.
A pesar de haber hecho este tipo de proyectos en cursos anteriores, el hecho de ofrecer tanta libertad en ocasiones puede hacer que se pierda el objetivo principal.
Por ejemplo, si has jugado alguna vez al GTA seguro que te habrá pasado. Encendías tu consola para hacer una misión rápida. Te esperas que cargue el juego y te pones. Vas de camino hacia la misión y… al final te acabas entreteniendo en otras misiones secundarias o te lias en cosas que no aportan nada y te acaba persiguiendo un helicóptero de la policía.
He descubierto que con determinadas metodologías, es posible ‘acotar el mapa’ y seguir disfrutando de esa libertad. Así que te he de decir que este curso, la experiencia con los proyectos abiertos ha sido muy buena.

Los alumnos han demostrado que con los objetivos bien claros y con una buena metodología de trabajo pueden lograr grandes objetivos.
Complementar mis carencias gracias a las fortalezas de mis compañeros.
Tengo que reconocer que aquella afirmación de: eres la media de las cinco personas que te rodean tiene su parte de verdad.
En el ámbito escolar, tengo la suerte de estar rodeado de grandes compañeros que me complementan en muchas cosas.
Este curso, con el formato de tritutoría he podido comprobar que la unión hace la fuerza. Todo lo que hemos aportado cada uno de los tres tutores ha sumado y hemos conseguido un buen resultado.
Así que: Gracias tritutores os lo agradezco en público y por escrito por hacerme el trabajo tan fácil (por si me leéis, que seguro que sí).
Dejarme inspirar.
También tengo mucho que agradecer a mis compañeros de mi día a día, que con mucho flow me inspiran y no paran de darme ideas geniales.

Gracias por todas esas charlas tan constructivas con el café de la hora del patio.
Especial agradecimiento a los que me sacáis de esas ‘espirales’ en las que caigo y que me atrapan de vez en cuando.
Parar y salir a coger aire.
Porque el día a día es muy exigente y a pesar de haber aprendido esta lección hace unos cuantos años, siempre encuentro un momento para parar a respirar.
A veces dibujando, a veces tomando algo, a veces jugando.

Por muy rápido que vayamos en la carrera del día a día, al final es para todos igual. Así que ‘take it easy, man‘.
Encontrar espacio para la creatividad en la informática.
Porque tal como te decía antes, la pandemia ha hecho que todos nos digitalicemos. Y eso está genial. Pero resulta que hay momentos en los que el cuerpo y el alma piden algo más analógico.

Después de mí ‘renacimiento artístico’, siempre pienso si en mis clases hay cabida para algo más propio de la dimensión creativa. Da igual que sea con WordPress, Figma o con rotuladores y cartón pluma. A todos nos encanta crear. Es de lo más agradecido.
Me encanta cuando corrijo los trabajos de mis alumnos y veo que tienen su espacio para aportar su toque creativo.
Organizarme con un bullet journal.
Te lo he de reconocer, soy muy fan del time blocking con Google calendar (caray con los anglicismos, esto no es nada más que tener un horario hecho en el calendario de Google que me manda notificaciones constantemente).

A pesar de eso, este curso he descubierto el ‘arte’ del bullet journal.
Se trata de tener una agenda hecha por ti en una libreta en la que llevas tu horario, llevas un registro diario, te planificas e incluso añades dibujos y pegatinas. Seguro que me has visto con él o tomando nota de alguna cosa importante.
De hecho, esto no es nada nuevo. Seguro que ya lo hacías en la agenda cuando ibas al cole, ¿verdad?
Lo más interesante, es que tu mismo lo vas creando, le das la forma que se adapte a ti y lo llenas con tus dibujos. Le das tu personalidad.
Te reconozco que me está encantando. De hecho, me relaja mucho el simple hecho de planificar la siguiente semana, mientras dibujo y pienso en lo que vendrá.


Comenzar un diario ilustrado.
Mejor no escribo y te pongo algunas imágenes. Es mi día a día. Normalmente, los viernes por la tarde le dedico un ratito a dibujar para hacer balance de la semana y salen cosas así.



Aprender técnicas de oratoria para mejorar mis explicaciones.
Seguro que no se me nota, estoy empezando con esto. La verdad es que tengo claro que esta habilidad va a ser muy importante para mi futuro, así que aquí estoy dando el primer paso. Aprender técnicas de oratoria.

No esperes nada todavía, estoy aprendiendo. Así que si me ves que paro o se produce algún silencio extraño, solo es que estoy tratando de eliminar las muletillas.
La escucha empática.
Es sencillo, si alguien me habla le escucho. Cierro la tapa del ordenador o le doy la vuelta al móvil. No tiene más secreto.
Liderar.
Supongo que me sale natural. Es algo que estoy aprendiendo a hacer y que me apetece a nivel vital.
Tener una visión más espiritual.
Resulta que a pesar de no ser religioso, he descubierto que hay todo un universo espiritual del cual se puede aprender mucho. Para mí es una nueva dimensión que se me ha abierto durante este curso, gracias a un libro que me regalaron. Resulta que son esas cosas que te llegan en el momento justo por la persona indicada. Otra cosa que a nivel vital también me apetece seguir desarrollando.

Empezar a promocionar mi trabajo con un blog.
Empece después de leer el libro de ‘Aprende a promocionar tu trabajo‘ de Austin Kleon. Este autor venía a decir algo así como: haz el blog con los contenidos que debería leer la próxima persona que te contratará.
Ahora que lo pienso, sí que me han venido nuevas oportunidades y alianzas desde que tengo el blog… pero estoy muy bien donde estoy. Si eres mi actual jefe, no te preocupes, no es mi objetivo. Estoy donde debo estar.
Pues justo esto que estás leyendo. Resulta que es algo muy entretenido y terapéutico. Te he de reconocer que no me esperaba que me fuera a gustar tanto.
Me encanta escribir este blog, al principio miraba las métricas para ver si alguien lo leía. Sí, resulta que eras tú… Pero ya hace mucho que no lo hago. En realidad, las métricas no tienen importancia para mí. Si me lees genial, me encanta que lo hagas, me conocerás mejor y te dará ventaja a la hora que yo te pueda aportar algo. Para mí es un ejercicio de desarrollo y un proyecto más a largo plazo que más adelante te contaré.
Aprender a escribir bien y… Escribir.
Pues, resulta que si quieres escribir, debes hacerlo bien. Seguro que si has llegado hasta aquí habrás encontrado algún error ortográfico, alguna frase más larga de lo normal que no se acaba de entender, demasiadas palabras abstractas que dificultan el entendimiento…

He hecho algún cursillo básico de escritura. Muy útil la verdad. Pero la mejor manera de aprender a escribir bien, es: escribiendo y que gente con buena onda como tú me diga en qué me he equivocado y en que puedo mejorar.
¿A qué esperas? Dímelo.
Y creo que ya está.
Y todo esto intentando mantener una pose de naturalidad.
Ya no hay tiempo para escribir más. Muchas gracias por leer hasta el final. Tiene mucho mérito. Lo de hoy ha sido un viaje muy personal. Confío en que te haya aportado alguna cosa o por lo menos que te haya ayudado a conocerme un poco mejor.
Espero tus comentarios aquí o mejor aún, en la vida real tomando un café.