Un regreso muy esperado
Por lo menos para mí. De vuelta a mi blog.
Hola de nuevo. Sé que he estado ausente durante los últimos 8 meses y algunos de vosotros os habréis preguntado dónde me he metido (aunque tengo mis dudas… si es así házmelo saber porfa).

Bueno, ha sido una temporada intensa. He estado inmerso en la escritura de un nuevo libro, me he matriculado para estudiar un máster en resolución de problemas complejos, he lanzando mi primera empresa (y quién sabe cuántas más vendrán), y asumiendo nuevas responsabilidades en donde ejerzo de profe (Escola pia de Mataró).
Y la respuesta es sí. Sí, estoy cansado, pero también increíblemente motivado. Ahora que he sacado unos minutos para escribir, quiero compartir algo que siempre me ha apasionado: ser profesor.
El primer día de clases es como un lienzo en blanco
Ya sabes que me apasiona dibujar.

Cada inicio de curso es como estrenar un nuevo bloc de dibujo. Las páginas están en blanco, listas para ser trazar cualquier línea. Y no, no me refiero a las líneas de programación, sino a las vidas de los futuros informáticos que tengo el honor de guiar.

Es una responsabilidad enorme, pero también una oportunidad única para marcar una diferencia.
Más que un trabajo, para mí es una vocación
Aunque no suelo mencionarlo mucho, tengo múltiples roles que he de cumplir cada dia: empresario, escritor, director de una academia…. Pero ser profesor… ah, eso es diferente. Es una vocación. Es esa chispa que se enciende cuando veo a un estudiante motivado que se propone a crear su pagina web o montar su ordenador… ese brillo en sus ojos que dice: «Cómo me gusta esto».

Eso, no tiene precio.
El valor del tiempo: lo mejor que he aprendido
Si has leído mi artículo sobre «el ladrón del tiempo», sabrás que valoro mucho este recurso. Pero invertir tiempo en la enseñanza es, para mí, una inversión en el futuro. No solo el futuro de estos jóvenes sino, de alguna manera, en el futuro de nuestra sociedad.

Y eso vale cada segundo.
El aula: un laboratorio de vida
No, no enseño solo lenguajes de programación o técnicas de desarrollo web. Enseño a aportar valor añadido. Enseño cómo enfrentar problemas, cómo ser resilientes, cómo ser mejores seres humanos.

Porque al final del día, las habilidades técnicas te llevarán lejos, pero las habilidades de vida te llevarán más allá y dejarán huella.
Y… ¿Por qué lo hago?
Porque cada año, cada curso, cada estudiante es una nueva aventura. Porque cada «gracias, profe» al final del curso me recuerda por qué empecé a enseñar en primer lugar. Porque, en este mundo lleno de incertidumbres, y cada vez más complejo, ser un guía para alguien es algo de lo más gratificante que puedo tener.

La primera clase y la eterna ilusión
Aunque llevo 7 años en este trabajo, cada primer día viene con su propia mezcla de ilusión, un poco de nervios y, sobre todo, muchas ganas. Es como si cada año reiniciara el ciclo, pero con más experiencia y más amor por lo que hago.

En definitiva, tenía ganas de escribir algo, justo ahora salgo de la primera clase, contento y motivado. Quería compartirlo contigo y también conmigo mismo para el futuro. Seguro que algún ddíaia lo leeré y podré recuperar esta misma sensación con la cual estoy escribiendo ahora.

Si has llegado hasta aquí, gracias por leerme. Y si quieres que siga escribiendo, no dudes en dejar un comentario. Tu feedback es el combustible que alimenta mi pasión por compartir lo que sé y lo que siento.
Hasta la próxima aventura, amigos. Nos vemos en el aula, o quizás, en la próxima entrada de este blog.
Que alegría saber de Cristian y sobretodo ver qué vas creciendo a pasos agigantados tanto en lo personal, profesional y familiar. Me gusta lo que escribes sobre tu rol de profesor y que te agrada esta noble profesión, lo más hermoso de un profesor es «acompañar» al estudiante en su crecimiento y que se enfrente en un futuro a solucionar sus problemas de la mejor manera posible como dice el Maestro Francisco Mora «El maestro tiene una gran responsabilidad, la de cincelar las mentes de los alumnos, de la misma manera que Miguel Ángel de un trozo de mármol consiguió hacer algo tan bello como el David.”
Muchas gracias Estuardo por tu comentario. Sin duda, tú has sido un gran ejemplo a seguir y un referente por la pasión que siempre has demostrado como profesor. Espero verte pronto. Un abrazo.