Lo que puedes hacer para engañarte un poco menos

A ti no te la cuelan, eres más inteligente que la media. Sabes mucho y no se te escapa ningún detalle.

Vamos a repasar. Porque seguro que no te colaron ni una…

  • Lo del niño de aquellos maravillosos años que era Marilin Manson
  • Lo de Ricky Martin y la nocilla (o mermelada) en Sorpresa Sorpresa
  • Lo de la Power Balance que te hace mejorar tu equilibrio
  • Que los virus los fabrica Norton

Tú porque eres muy crack, pero yo me los creí todos. Algunos solo unos minutos, otros durante más tiempo.

Vamos al grano. Cuando te explican cosas tan poco usuales nos encanta creérnoslas.

Eso nos pasa porque los humanos estamos programados con un software sesgado y bastante anticuado que hace que nos engañemos a nosotros mismos.

Nuestra capacidad sensorial es limitada y no podemos percibir todo lo que nos rodea. Nuestra atención es finita y tenemos emociones que modifican nuestra conducta.

Hemos sido engañados

¿Qué podemos hacer ahora?

Pues para empezar, conocer y entender el máximo de modelos mentales y sesgos cognitivos.

Que los conozcas todos no te va a hacer inmune, pero con el tiempo te darás cuenta de que tomarás mejores decisiones.

Son herramientas que se integrarán en el software de tu subconsciente y te ayudará en tu día a día.

A continuación te explico algunas mentiras que solemos hacernos a nosotros mismos que ya puedes ir descartando o por lo menos para que consideres que tal vez no estés en lo cierto.

1 – Las cosas no están tan mal como crees ni el pasado era mejor

Cuando iba a la universidad los profesores nos decían que lo teníamos muy fácil, que lo buscamos todo en internet, que antes los alumnos eran más inteligentes, que nos esforzamos muy poco.

A día de hoy escucho lo mismo de los nuevos alumnos. Que si la generación Z no se esfuerza, que vamos a peor, que antes era mejor…

Todas las generaciones lo hacemos, decimos que los que vienen detrás lo tienen muy fácil y no se esfuerzan. Es un tema recurrente, fuera y dentro de la escuela. He estado en reuniones de más de una hora hablando sobre esto.

Lo he comprobado con gente de todas las edades y resulta que esto siempre se ha dicho. Tendemos a fijarnos en lo malo de todo lo que es nuevo y a pensar que el pasado era mucho mejor.

Pues resulta que no es del todo cierto. Yo soy milenial y me declaro muy fan de la generación que viene después de la mía, la generación Z.

Resulta que la generación que me sigue es muy capaz de aprender cualquier cosa, se adaptan a los cambios de forma rápida y constante. Les han formado durante años en la escuela con habilidades sociales. Han aprendido a tener inteligencia emocional sin golpes de zapatilla (lo de la zapatilla está muy bien para los monólogos de los boomers y poco más).

Todos tenemos cosas buenas. Ni los nuevos son peores ni los antiguos son mejores.

Pruebalo, somos capaces de trabajar juntos y nos complementamos.

Piénsalo.

2 – Acepta la emoción, cuestiona lo que piensas.

¿Recuerdas el capítulo de los Simpsons en el que Bart y Lisa compartían un programa de noticias en su colegio?

Si no lo has visto te cuento lo necesario para situarte (sin spoilers).

Un noticiario infantil. El niño mostraba las noticias desde el punto de vista sensacionalista, en cambio, la niña lo hacía desde un punto de vista más racional.

Después del capítulo, y demostrarse que ambos extremos por separado no funcionaban, se dan cuenta de que si querían llegar al público tenían que aportar datos racionales y emociones por igual.

Ojalá fuera así en la realidad. Los noticiarios (todos) apenas aportan valor o información de calidad.

En mi caso, trato de no consumir noticias que no necesite saber. Están cargadísimas de contenido para provocar emociones y apenas aportan información relevante.

Y la verdad es que me va bastante bien. Si estalla una pandemia o una guerra, algún compañero del trabajo me avisará.

En resumen, cada vez que leas una noticia fíjate en las sensaciones que te provoca. Si percibes una reacción (malestar, enfado, euforia, rabia, superioridad) merece la pena que te detengas a pensar, porque es probable que la información que estés procesando la hayan diseñado para eso mismo.

3 – Cultiva escepticismo, pero sin cinismo.

No todo es mentira, ni todo es una conspiración.

Todos tenemos a un tertuliano de la sexta dentro que está desando salir a dar su opinión. Es fácil irse al extremo y pensar que todo es mentira y que los medios tratan de engañarnos en todo.

Te propongo que cambies la manera de consumir las noticias, deja de prestar tanta atención a las actualizaciones de la noticia en tiempo real y busca análisis detallados a posteriori.

Los medios están llenos de extremos y las noticias están cada vez más polarizadas. Pero podemos armarnos para evitar que nos pase. Se llama pensamiento crítico.

Hay muchos libros que hablan sobre el tema, pero si te da mucha pereza leerlos te doy un truco muy básico: pregúntate el porqué de las cosas y una vez tengas la respuesta, pregúntate el porqué de la respuesta y así sucesivamente. Unas cuatro o cinco veces.

4 – No todo el mundo piensa como nosotros y eso no implica que sean malos.

Una de las fuentes de error que más a menudo cometemos es asumir que somos normales. Que lo que pensamos y hacemos es el estándar de cómo piensa la mayoría de la gente.

Pues no. No poseemos la verdad absoluta y resulta que hay de todo.

Nos equivocamos porque los demás no son como nosotros. Pensamos que lo que nos ha ido bien nosotros le va a ir bien a los demás.

Pues no. Cada persona viene de un origen diferente, cada persona carga su mochila emocional y todos tenemos un calendario emocional y madurativo diferente.

Para evitar que esto te pase, debes trabajar la empatía de forma activa. Escucha y ponte en el lugar del otro.

5 – Si algo es extremo es poco común.

¿Te acuerdas de la noticia del niño que mató a sus padres con una katana porque no le dejaban jugar al Final Fantasy VII?

Resulta que por noticias así, hace que muchos piensen que los videojuegos vuelven a los niños violentos.

Pues no es así. Yo mismo he invertido unas cuantas horas al GTA atropellando transeúntes inocentes. Pero no soy un psicópata. Es más, me considero una persona bastante íntegra.

Sobrestimamos las cosas que son llamativas. La mayor parte del tiempo, las cosas que ocurren son bastante normalitas. Si algo es muy llamativo, como un crimen muy horrible, no quiere decir que eso esté aumentando.

6 – Tienes que contar historias y no enfrentarte a los demás

Todos estamos dando nuestra opinión constantemente, es un hecho.

Seguro que los has visto, en tu trabajo con tu familia o en las reuniones de la comunidad de vecinos. Esas reuniones que se podrían resolver en unos pocos minutos de no ser por el ego de los asistentes y de esa necesidad que tienen de mostrar su opinión a cualquier decisión que ya se ha tomado.

Se pasan las horas discutiendo para que al final nadie cambie de opinión. Estas reuniones aportan lo mismo a la productividad lo mismo que la grasa trans le aporta a la dieta mediterránea.

Te doy algunos consejos (he estado a punto de escribir tips) para lidiar con estos titanes de las opiniones gratuitas.

  • No atacar. Aborda la opinión del otro como válida, sin atacarla, y en vez de presentar tú tus argumentos, trata de hacer al otro que explique las inconsistencias de sus propias ideas. Deja que su propia duda haga su trabajo.
  • La gente puede cambiar de idea, pero es más fácil cuando sienten que han sido ellos quienes han llegado a esa opinión.
  • Muestra empatía y haz ver que entiendes como ha llegado a esa opinión.

7 – Si te presentan una dicotomía, probablemente sea una farsa.

Una dicotomía es cuando nos dividen algo en dos partes, puede ser un concepto, un planteamiento, una información o una noticia. Normalmente, nos lo presentan de forma opuesta y muy diferenciados entre sí.

Barça o Madrid. Izquierda o derecha. Intel o AMD.

Ojo porque a menudo los bulos se presentan de la siguiente manera: o el bulo o algo horrible.

Y la realidad siempre es más compleja que elegir entre dos cosas opuestas.

Más cuando nos dan a escoger entre esas cosas tan simples. Eso nos debe hacer sospechar. Huye del blanco, y del negro. Busca entre lo gris.

8 – Búscate a un abogado del diablo.

Si es posible, busca a alguien que tenga un punto de vista contrario al tuyo y que pueda argumentar en contra de tu opción preferida.

Sé que no es cómodo, pero hazlo por lo menos, solo para asegurarte que no te dejas llevar por el sesgo de confirmación.

9 – Asume lo mejor, en vez de lo peor.

La gente normalmente hace las cosas con buena intención. Mis alumnos nunca me creen, pero es así.

No te engañes. En la vida real hay muy pocos villanos. La mayoría actuamos de buena fe, solo que a veces nos equivocamos y causamos problemas a otros.

Si alguien ha hecho algo que te ha afectado negativamente será poco probable que lo haya hecho por maldad. Lo más normal será que lo haya hecho por accidente o por estupidez.

Pregúntate siempre que otras posibles interpretaciones puede haber de una situación o de una conducta y trata de asumir que la intención del otro es positiva como primera opción.

A veces el que hace algo malo no tiene por qué tener malas intenciones.

No hay tiempo para escribir más. Te agradezco que hayas leído hasta el final. Lo tuyo tiene mérito.

Espero que me cuentes que te ha parecido este artículo y si te apetece me puedes comentar que te ha parecido, estaré encantado de charlar contigo. Puedes dejar un comentario, escribirme o pedirme que te invite a un café. Me encantará escucharte.

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