Aun recuerdo aquellos cursos corporativos de cuando trabajaba para una gran consultora.
Sigo pensando que muchos de aquellos cursos y reuniones las hacían para hacernos ver lo guais que eran y mostrar todo lo que íbamos a conseguir. Eso si, a cambio de todo nuestro tiempo, relaciones sociales y familia. Al principio yo me lo creí todo.

Luego había otros cursos que la verdad sí que eran bastante útiles. Más que nada porque ciertos aspectos del mundo laboral no los puedes aprender en la universidad. Tampoco me lo enseñaron mis compañeros de trabajo. Con el tiempo lo acabé entendiendo. Normal que tus compis no quieran que aprendas demasiado cuando tú eres su competencia.

Justo ahora me viene a la mente esta imagen de la película Guerra mundial Z

Ese curso del que te quiero hablar lo recuerdo vagamente, pero me dejo una buena enseñanza. Era un curso para gestionar el tiempo. Creo recordar que fue interesante. Como siempre digo, no recuerdo lo que me dijeron, pero sí que recuerdo lo que me hizo sentir.

Una enseñanza se me grabó en la mente. El del Ladrón del tiempo.
El ladrón del tiempo era aquella persona, hábito o actividad que te hace desperdiciar el tiempo mientras trabajas.

A la empresa le interesaba que yo lo tuviese muy claro. Porque ese momento en el que no produces, no le haces ganar dinero. Tiene sentido.

Una vez que fui consciente de todas estas técnicas. Gané algo en mi productividad personal y profesional. Aun así, no lo vi como una base fundamental, porque mi tiempo le pertenecía a otro, y su valor era escaso (me entristece escribir esto, pero fue así).

A veces el Ladrón del tiempo venía a atracarme y yo amablemente le entregaba todo lo que llevabas encima sin ofrecer resistencia.
Tampoco había mucho que perder. Total, sabía que iba a hacer más horas extras no remuneradas…
Hoy todo esto ha cambiado para mí. Aprendí mucho de esa experiencia. Solo me costó tiempo, pelo y salud.
Ahora, que estoy en otra fase de mi vida, en la que soy más libre, más autónomo y más completo. Me doy cuenta de lo (altamente) importante que es gestionar el tiempo.
Como dijo Elon Musk en uno de sus tweets (que conste que sigo pensando que tweeter es la grasa trans del pensamiento crítico), el tiempo acabará siendo la divisa definitiva. Así que olvídate de los euros, los dólares o los bitcoin (siempre en singular, por favor).
La verdad es que opino igual. El tiempo se ha convertido en lo más valioso para mi.
¿Por qué?
Porque mi tiempo es lo que nutre a todos mis proyectos. Y mientras más tiempo les dedico, más crecen y mayor retorno me ofrecen.
No te hablo de un tema económico (que también).
Resulta que cuando trabajas tu marca personal, te esfuerzas en crecer personalmente y te mueves por el mundo con un mínimo de empatía, los proyectos vienen a ti. Y cada proyecto requiere de una porción de tu tiempo.

¿Por qué te cuento todo este rollo?
Pues porque he llegado a un 100 % (o más) de ocupación y exigencia. Así que todo lo de hoy me lo voy a escribir a mi mismo. Va a ser mi propio curso sobre gestión del tiempo impartido por mí y para mí.
Por supuesto que si estás leyendo esto, también lo es para ti. Ya sabes que me encanta que me leas.

Lección 1: saca el abuelo (o abuela) que hay en ti.
Te voy a contar una cosa que seguro que te ha pasado.
Has ido a hacer la compra. Te esfuerzas en comprar rápido para poder llegar a casa antes y adelantar faena. Te haces una maratón para pasar por los yogures, la fruta y los detergentes y vas directo a la cola del súper.
Obviamente, te tienes que esperar.
Llevas un rato, y por arte de magia, aparece un abuelo o abuela y consigue colarse en primera posición (si, no me preguntes como, pero lo consiguen). Suelen dejar algo en la cinta transportadora, o pactan algo con el cajero… A mi me resulta complejo y no lo acabo de comprender, pero pasa.

Pues, resulta que tengo que aprender mucho de los ancianos.
Está claro que para ellos el tiempo tiene otro valor (por lo menos al mío). Su tiempo vale mucho más porque disponen de menos. Tiene sentido.
¿Por qué perderlo en la cola del súper pudiendo estar en casa viendo la telenovela? Eso sí que es aprovechar el tiempo.

Pues ahora toca extrapolar esa enseñanza para los que somos más jóvenes.
Voy a cambiar la cola del supermercado por gente que quiere hacerte perder el tiempo y la telenovela por proyectos importantes.
Así que: ¿por qué perder el tiempo con gente que solo quiere soltarme su rollo con la cantidad de proyectos valiosos que tengo por hacer?
Yo mismo me respondo: Por quedar bien, supongo.

Pero ¿A los ancianos les importa quedar bien con los que están haciendo cola respetuosamente? No, en absoluto.

Así que aquí viene la enseñanza: No aguantes más ni una conversación más que no te interese únicamente por quedar bien.
Sé que suena muy borde. Pero tranquilo, no me voy a volver un radical.
Pero he aguantado muchas conversaciones escuchando a otros mientras mi mundo estaba en llamas (no literalmente). Solo por ser amable. Y, aun así, no suelo ver empatía hacia mí al respecto.

Por suerte para mí estáis los que lo veis y me ofrecéis una pequeña vía de escape. Si estás leyendo esto eres de esos. Así que Gracias.
Así que, ya sabes. Tu tiempo es precioso y escaso. Es tu mayor activo. No permitas que te lo roben. (lo sé, este texto lo he reciclado de una entrada anterior).
Lección 2: Anticípate
Lo aprendido en la lección 1 es un concepto teórico que debes comprender. Una vez interiorizada toca aprender los procedimientos.
Considera que no siempre vas a poder salir o colarte para evitar perder el tiempo. Muchas veces te verás obligado a aguantar debido al contexto en el que te encuentres.

Así que tienes que planificarte y ser previsor. Sé consciente de que personas se acercan a ti solo para hacerte perder el tiempo y anticípate.
- Busca tu sitio
- Busca tu momento
- Busca tu compañía.
Pero no vayas al lugar en el momento en el que sabes que tu tiempo estará expuesto como si se tratase de un bufé libre. Si lo haces, todos vendrán y se servirán todos los platos que quieran, hasta que cierre el restaurante o se agoten las existencias.

Y recuerda una cosa muy importante. Que alguien te haga perder el tiempo no les convierte en malas personas. Tan solo es su manera de mostrar tu confianza hacia ti.
Entonces, si te encuentras a alguien así…
Vete.

Recuerda:
- No tienes que ser amable ni considerado con quien no lo es contigo.
- No tienes que aguantarle el rollo a nadie.
- No quiere escucharte, solo quiere tener razón y demostrarlo.
Queda como un borde si es necesario. Pero eso sí, sigue siendo respetuoso, no hagas daño a nadie. Más adelante ya hablaremos como tratar con personas de difícil trato.
Lección 3: Construye tu entorno de gente positiva, creadora y energética.
Se selecto. Brinda tu tiempo a la gente que de verdad le importas. Aunque sean poquitos. Dales una buena porción de tu tiempo. Míralos a la cara. Escúchalos atentamente porque llegará un momento en el que te dirán…
¿Y tú, cómo estás?

Y todo fluirá. Quédate con esa persona. Y como los Pokémon: Hazte con todas.

Lección extra: Trata de que las cosas que te perturban duren poco.
Esta no tiene que ver con la gestión del tiempo. Pero es una consecuencia de todo lo que acarrean los ladrones del tiempo.
Por mucho que te esfuerces, te pueden llevar a perturbar.
Esas ocasiones en las que tendrás que aguantar estoicamente y escuchar etentamente a tu ladrón.

No lo podrás evitar y acabarán por consumir tu tiempo y energia.
Trata de tomarlo con filosofía. Que te perturbe lo menos posible.
Si quieres que el daño causado sea el mínimo debes tratar de que las cosas que te perturban duren poco. Lo menos que puedas.
No es fácil, a mí me cuesta mucho.
- Acepta el golpe
- Piensa que no es tan malo
- Laméntalo un instante
- Empieza a actuar como lo harás en unos días, meses o semanas.
No es agradable, pero si puedes pásalo lo más rápidamente posible.
Ahora sí, ya no hay tiempo para escribir más. Te agradezco que me leas y que inviertas unos en mi. Te he de reconocer que es un tema del que ya había escrito, pero por motivos personales he tenido que escribirlo para recordármelo a mi mismo. Espero que te pueda ayudar igual que lo ha hecho conmigo.
Cuento con tu opinión sobre el tema. Ya sabes que me encantará que me digas lo que te ha parecido, en persona o en algún comentario. Lo que prefieras.